Cuando observamos una pérdida de las capacidades cognitivas (memoria, lenguaje, orientación, etc.) respecto a las previas, es aconsejable realizarse un estudio para poder determinar la causa que la origina.
Podemos comentar esta sintomatología con el médico de cabecera el cual nos derivará a un especialista y/o a una unidad de diagnóstico para poder empezar el estudio.
En las Unidades de Diagnóstico de Demencias se recoge información mediante:
· Historia Clínica. Antecedentes médicos y psiquiátricos.
· Exploración Neurológica.
· Exploración Neuropsicológica.
· Neuroimagen. RM, TAC, PET, SPECT, DaTSCAN, etc.
· Pruebas complementarias. (Análisis en sangre y orina, Vitamina B12 y folatos, serología, VIH, hormonas tiroideas, ECG, LCR etc).
Una vez se recoge toda esta información, se generará la orientación diagnóstica más adecuada en función de los resultados.
Cuando hablamos de demencias neurodegenerativas primas, actualmente no hay una prueba que determine al 100% a qué demencia nos enfrentamos, es por eso que el diagnóstico se realiza mediante la palabra Posible o Probable.
Cuando se utiliza el término Demencia la persona ya padece un deterioro cognitivo lo suficientemente grave como para interferir de manera significativa en sus actividades de la vida diaria, perdiendo su autonomia.
También se utiliza el término deterioro cognitivo leve, cuando la persona sigue manteniendo cierta autonomía, pero presenta deterioro de alguna de sus capacidades cognitivas, como por ejemplo de la memoria.
Respecto al envejecimiento normal, aquí os damos más información.
La demencia es diagnosticada cuando se dan síntomas cognitivos o neuropsiquiátricos que: