El eclipse diagnóstico

Se conoce como eclipse diagnóstico al fenómeno por el cual la presencia de una patología, habitualmente de elevada gravedad y cronicidad, condiciona al entorno del paciente (profesionales sanitarios, familiares,…) y “eclipsa” la detección de cualquier otro trastorno o enfermedad que pudiese padecer, impidiendo el correcto tratamiento de estas patologías secundarias.

Este fenómeno es muy habitual cuando la enfermedad principal es una demencia u otro tipo de enfermedad mental degenerativa. Se suele atribuir cualquier cambio del estado del paciente a su patología primaria, sin tener en cuenta que pudiese estar, por ejemplo, deprimido o ansioso.

Aunque parezca una obviedad, no está de más recordar que el padecer una demencia no exime a nadie de padecer cualquier otro tipo de enfermedad mental. Centrémonos, por ejemplo, en el caso de la depresión, se sabe que está estrechamente vinculada al deterioro cognitivo en personas mayores. De hecho, uno de los síntomas más frecuentes en la enfermedad de Alzheimer es la depresión (hasta un 68% la padecerán). Además, por si no fuese suficiente, se ha demostrado que los síntomas depresivos agravan los déficits cognitivos, formando de esta forma un círculo vicioso.

Es por ello que en pacientes con un diagnóstico de deterioro cognitivo hay que estar atentos a la presencia de síntomas “extra” y que no acaban de cuadrar con su diagnóstico principal, sobre todo los referidos al estado de ánimo. En ancianos, al igual que en niños, los síntomas depresivos suelen manifestarse en forma de irritabilidad, inquietud psicomotriz, insomnio o aislamiento social.

Si somos capaces de identificar correctamente estos trastornos comórbidos y proporcionar un tratamiento adecuado, conseguiremos mejorar el estado general del paciente de forma rápida y efectiva.